jueves, 14 de enero de 2010

El mundo no es. El mundo está siendo.

“En el mundo de la Historia, de la cultura, de la política, compruebo, no para adaptarme, sino para cambiar” (Freire).
La contemporaneidad ha traído consigo una cantidad de elementos que no solo han contribuido a percibir el mundo desde distintas posibilidades culturales, sociales, políticas, en suma contextuales; sino que también ha estado acompañado de olvidos y sin memorias que a su vez han favorecido la perpetuación de errores, injusticias y crímenes contra los sujetos que han posibilitado una ilusión de cambio y transformación de la actual sociedad que si bien se ha mantenido de pie, no permanece inmune pues esta serie de masas transformadoras le han causado daño que en términos del Profesor Freire, acuñaré con el concepto, “han concienciado”.
Desde cada profesión u oficio que ejerza cada individuo se debe permitir una construcción permanente cara a totalizarse como sujeto activo y realmente transformador, teniendo como común denominador que la educación es la piedra angular de toda transformación proyectada, que es desde ahí, de donde parten todas las ideas revolucionarias que se magnifican en los sueños de quienes ven en el altruismo su esencia como ser, como sujeto. Apoyándonos desde este antecedente podemos afirmar que la entrega al otro es la clave para una cimentación solida de una nueva sociedad, porque el papel en el mundo de cada sujeto, cada maestro, médico, ingeniero, abogado, etc., como subjetividad curiosa, inteligente, interferentes en la objetividad con que dialécticamente se relaciona, no es solo de quien constata lo que ocurre sino también el de quien interviene como sujeto de ocurrencias. Esa intervención que desarrollamos debe tener como fin el concienciar a cada uno de los individuos a quienes ha permitido conocer su profesión u oficio; además recordar que indistintamente del proyecto con el cual nos comprometamos debemos partir de un saber fundamental: cambiar es difícil pero no imposible , y como maestros debe presentarse en un programa de acción político-pedagógica-social.
Ahora bien, enfocándome un poco en el trabajo del docente con los grupos populares, es de suma importancia no dejar en ningún momento de hacer una lectura y si es posible una relectura del contexto en que estos grupos se están desarrollando, pues es desde ahí en donde esa acción político-pedagógica-social de la que hablo anteriormente se planificará y se ejecutará. Un punto de vital relevancia es que no podemos hacernos ajenos u omitir el saber de estos grupos populares construida desde la experiencia que han vivido a lo largo de su participación en los mismos, pues seria negar toda sapiencia de la realidad que bien o mal han llegado a interpretar. Una conjugación lógica de, mi acción como docente y esa sapiencia construida por dichos grupos nos guiará a un pleno proceso de concienciación política, educativa y obviamente social de su entorno y de su posibilidad de transformación. Agregar además que esa conjugación de experiencias y saberes hace contingente un nuevo discurso social, que apoya y refuerza la tal anhelada transformación.
Complementando el compromiso profesional no solo del docente sino en general de todos quienes se han visto como protagonistas de las luchas en los grupos populares, es bueno insistir en la fortaleza que recíprocamente se están brindando tanto el profesional al grupo como éste al profesional transformador. El no olvidarnos de los discursos constituidos por ellos, nos hace más fraterna la lucha, pues ellos sentirán que no ha sido en vano esa visión sugerida por ellos, si me la permiten llamar empírica de las cuestiones político-sociales de su entorno. No creerán que esa falta epistemológicamente rigurosa que tienen ellos y tiende a no poseer el profesional hace equívoca su percepción. De igual forma esa rigurosidad sin la experiencia propia de quienes viven a diario en esos grupos populares no tendría la luz guía para desarrollar un proceso subversivo. Es otras palabras, lo que se pretende es dar a las masas las bases teóricas para una mayor organización y una mayor certeza en la lucha; Antonio Gramsci en su texto Necesidad de una preparación ideológica de la masas (1925), propone que para una mayor efectividad en las luchas los intelectuales revolucionarios deben convertir esa rebeldía de los grupos populares en una revolución ideológica a favor de ellos mismos. Paulo Freire en su libro Pedagogía de la Autonomía (1997) agrega que, “una de las cuestiones centrales que tenemos que trabajar es la de convertir las posturas rebeldes en posturas revolucionarias que nos involucren en el proceso radical de transformación del mundo” (pág. 77). Sin embargo, pienso que ese refuerzo que nos validan estos autores no debe inclinarse a favor de una ideología, sino propiamente hacia el beneficio del pueblo, que éste no tenga ningún rotulo que no sea propiamente ellos mismos, el pueblo. En este trabajo realizado por los grupos sociales hacia el conocimiento de sus derechos, de sus posibilidades como ciudadanos y sujetos activos en un país y sociedad debe ser motivado en un ciento por ciento por la historia de otros que como ellos han perseverado tras largas caídas, en el camino hacia deconstruir las estructuras sociales existentes; además estos anales lo que viabilizan es una construcción de sentido de esos sujetos contemporáneos que son protagonistas de estas luchas. Dichas construcciones de sentido son alimentadas por toda esa historicidad semiótica y semántica que han nacido tras los distintos momentos en los que la vox populi ha estado activa, y en donde sus análisis permiten una construcción de la lógica simbólica de la lucha y la resistencia actual, y su misma interpretación y apropiación por parte de los sujetos. Así mismo ese estudio de lo anteriormente nombrado, sugiere unas constituciones de prácticas simbólicas contemporáneas al momento actual, lo que compromete un arduo trabajo frente a las luchas de hoy en día. Además, no sobra decir que estas prácticas escriben un complemento o un nuevo camino en las distintas concepciones y formulaciones teóricas y empíricas de luchas sociales.
Antes de concluir, me gustaría hacer brevemente un comentario. Definitivamente es indispensable que el proyecto de transformación del mundo sea la constante en un sujeto revolucionario, que ésta sea su bandera en la praxis profesional, en su formación como sujeto y en la colaboración en la constitución de otros individuos que se proyectan como sujetos de igual manera revolucionarios.
En suma, todo profesional debe pensarse como un sujeto social, protagonista en la transformación de las estructuras sociales. De igual manera, sensibilizar que la educación es la mayor arma y medio para dicha transformación social. Las experiencias empíricas de los grupos populares, viabilizan y aterrizan las proyecciones epistemológicas de los profesionales que se hacen participes de ese cambio social y que dichas interpretaciones empíricas de dichos grupos deben estar complementados por esa rigurosidad académica de los profesionales. La historia es un elemento importante en las construcciones discursivas tanto simbólicas como semánticas de la luchas populares a lo largo de la misma, y que esos anales históricos han posibilitado nuevas ideas de luchas populares modernas y contemporáneas.
Joakin Rodríguez
Movimiento Subversivo Pedagógico
Educación para la Revolución!

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