lunes, 21 de diciembre de 2009

DISCURSOS REACCIONARIOS, CLANDESTINIDAD, REVUELTA, Y REVOLUCIÓN EN LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS DE COLOMBIA

Vicente Ruiz


Últimamente nuestro país y el mundo en general han caído bajo el dominio de un discurso alienante elaborado de tal forma que su fin es disfrazado en el nombre de la paz y la democracia, el fin de este discurso no es otro que el sometimiento de las clases populares para que estas no se rebelen, es decir para que no amenacen las estructuras capitalistas vigentes, para impedir cualquier brote de rebelión contra el sistema, es un discurso puramente reaccionario.

Este discurso da la impresión de tener una cierta coherencia o lógica, y al no ser analizado profundamente logra la aceptación incluso de las clases mas oprimidas, sin que estas se den cuenta de donde proviene y con que intereses. Frases utilizadas por cabecillas de las clases opresoras como aquellas que dicen que “la paz no se alcanza con violencia” o “aquí no va ganar la anarquía”, se convierten en argumentos (bastante simples y descontextualizados, pero que le gusta a la gente) para detener las luchas populares, haciendo ver estas como las causantes del caos y la violencia en nuestro país y no como lo que en realidad son: la consecuencia de un “orden” de injusticia y exclusión social, y de una violencia que inicia en el Estado al darse el privilegio de exterminar legal y sistemáticamente, sea de forma directa (desapariciones, homicidios, cadenas perpetuas…) o indirectamente (hambre, mala calidad en salud y educación , ausencia de protección social…) con la población humilde de nuestro país que reclama sus derechos.

Frases como estas representan hoy en día toda una ideología del fascismo que busca penetrarse en la sociedad, buscando una sumisión completa del individuo hacia el Estado y la burguesía. Y la mejor manera de hacerlo es haciendo creer a la gente que lo que se busca es la democracia y la paz; ¿pero de que paz están hablando? No hablan de una paz para todos (aunque así lo hacen creer) si no una paz para las clases privilegiadas, una paz que solo pueden disfrutar quienes no tienen que preocuparse por las condiciones materiales de la vida, es decir una paz burguesa. ¿De que democracia hablan? cuando la historia de nuestro país esta marcada por la hegemonía de una clase oligarca que siempre ha permanecido en el poder y que nunca ha permitido que el pueblo sea quien lo asuma.

En Colombia solemos creer que vivimos en democracia por el simple hecho de que las cabezas mas visibles del régimen se turnan cada 4 años, creemos vivir en un país democrático por que un payaso dice públicamente que no quiere ser reelegido nuevamente y que “perpetuarse en el poder le quita frescura a la democracia” , a la vez que se recogen firmas para este fin en los centros comerciales predilectos por la burguesía, o solemos creer que el gobierno desea la paz por que divulga “marchas por la paz” o en contra de las FARC, mientras que sus aparatos represivos desaparecen estudiantes, sindicalistas, matan campesinos y dicen luego que son guerrilleros dados de baja en combate, mientras le dan amparo legal y beneficios exclusivos a paramilitares que han confesado cientos de asesinatos, para que puedan seguir actuando protegidos por la llamada “ley de justicia y paz”, mientras otros tantos miles de personas mueren de hambre o en paseos de la muerte y no se hace nada. Tal es la paz, la justicia y la democracia de nuestro país.

Si trasladamos todo esto al caso de la universidad publica no falta quienes crean que el gobierno y las directivas de la institución quieren la paz por que manda al ESMAD a parar a “los capuchos que no dejan estudiar” (como suelen decir algunos “compañeros”), sin darse cuenta que si el tropel existe es precisamente por que hay todo un sistema de desigualdad y represión, legitimado y defendido por el gobierno que es quien hace lo posible por no dejar ni estudiar, ni vivir dignamente, ni nada.

Hasta nuestras universidades ha llegado este discurso , que ha generado una división entre los estudiantes, en nombre del pacifismo y del cambio de las circunstancias solo con ideas y no con hechos, como si las buenas intenciones nos fueran a sacar del estado en que estamos, es lógico que hay que generar pensamiento e ideas que busquen un cambio de la sociedad, pero esto no se puede quedar en frases bonitas, hay que despertar a la gente de ese estado de alienación en que ha caído, y bajo las circunstancias del orden neofascista en que vivimos es muy complicado hacerlo de forma abierta sin que represente una amenaza tanto para quienes se proponen una subversión del sistema como para la realización de la subversión misma, esta demostrado que quienes han querido darle vuelta al orden de injusticia y desigualdad en este país abiertamente, han sido asesinados antes de lograr sus objetivos, el gobierno no ha tenido nunca compasión ni razón a la hora de acabar con quien se ha opuesto a él, y cuando se ha visto acorralado ha decidido mostrar una imagen de gobierno dispuesto a negociar para luego traicionar al pueblo como siempre lo ha hecho, ejemplos de todo esto sobran, ya todos sabemos por ejemplo del genocidio de la Unión Patriótica, que es un ejemplo mas que suficiente para argumentar la necesidad de la clandestinidad para avanzar en la construcción de una nueva sociedad, ya que esta permite avanzar en la lucha disminuyendo el peligro de que el movimiento sea desarticulado y desaparecido mediante la aniquilación violenta de todos sus miembros.

El problema del porque la necesidad de la clandestinidad para luchar contra el orden establecido no es un tema nuevo . Trabajar en nombre de un movimiento rebelde abiertamente, facilitara el trabajo del Estado y los paramilitares en su tarea de identificar y detener como sea cualquier movimiento insurgente que piense en otra sociedad mas justa, mientras que el trabajo clandestino además de dificultarles esto, no les permite saber exactamente a quien atacar y sin que se den cuenta pueden ser atacados.

La clandestinidad permite destapar estos discursos reaccionarios e ir en contra de sus propósitos no solo mediante la permanencia de las luchas estudiantiles en los tropeles de la universidad si no también en la creación de una conciencia revolucionaria mayor en la población mediante la comunicación clandestina y otros medios que se pueden utilizar o crear y que abiertamente implicarían un señalamiento inmediato y por consiguiente detendría y limitaría la lucha y el campo de acción, además de condicionar las denuncias y el lenguaje de inconformidad y oposición, que con los diferentes métodos de lucha clandestina se podría manifestar de forma más segura y libre.

Algunas personas creen que ponerse una capucha es un acto de cobardía, por que los estudiantes no dan la cara, estas personas muchas veces no conocen la historia de nuestro país y no comprenden que el país esta lleno de mártires que mueren todos los días y que por lo tanto es necesario proteger la identidad no solo por cuestiones de supervivencia si no por que es mas efectivo educar para la revolución estando vivo que estando muerto (tanto política como biológicamente), es decir: perfectamente podríamos salir a la plaza publica a denunciar con cifras al gobierno paramilitar y a dar nombres propios de los asesinos del pueblo pero lo más seguro es que al poco tiempo se tomen represalias contra las personas que hagan estas denuncias y sean acalladas (sea con una sanción o una amenaza, o como suele ser mas efectivo con su muerte) y entonces hasta hay llegaran las denuncias y la creación de conciencia revolucionaria.

¿Qué pasó cuando Gaitán desafió las oligarquías de los partidos tradicionales?, ¿Qué pasó cuando Galán se atrevió a denunciar los nexos del narcotráfico con el gobierno?, ¿qué pasó cuando las FARC buscaron una salida dialogada y por vías electorales al conflicto del país y surgió la UP? ¿Qué pasó con los integrantes del M-19 después de entregar sus armas? … ¿qué habrá pasado con los miles de colombianos que después de reclamar sus derechos y hacer denuncias públicas no han vuelto a aparecer? Y sin embargo hoy el pueblo sigue en la miseria y se le han agotado las posibilidades de hacer algo por transformar su realidad dentro de los lineamientos legales. Y aquí llegamos a un punto muy importante dentro del tema de la clandestinidad: el de la legalidad y la ilegalidad. Una organización clandestina es por excelencia ilegal, ¿y por qué es ilegal?, porque va en contra del sistema establecido legalmente, por lo cual se ve en la necesidad de actuar y conspirar en secreto para no ser reprimida por los medios legales del sistema, que traducido a nuestro caso como Colombianos equivaldría a decir: a no ser reprimidos por el gobierno paramilitar. Si estuviéramos de acuerdo con los discursos reaccionarios que se mencionaban anteriormente y los reprodujéramos no seria necesario crear un movimiento clandestino pues estaríamos amparados por el sistema. Tal vez todo esto nos ayude a entender por ejemplo por que en nuestras universidades se hacen investigaciones y seguimientos a profesores que se atreven a criticar el actual sistema haciendo su labor como maestros, ésto de por si ya nos demuestra la imposición del sistema sobre las instituciones educativas para que reproduzcan su discursos ideológicos, y cómo quien no acata estas ordenes es señalado.

Es decir: hacer pedagogía sinceramente es una amenaza contra el “orden” y por lo tanto quien asume esta profesión con todo el trasfondo y responsabilidad social y política que ésta exige, corre el riesgo de ser acusado de realizar actividades ilegales o incluso de ser tildado de terrorista, como se ha puesto de moda en llamar a quien no piensa igual al régimen fascista-burgués, razón por la cual se podría pensar, sin exagerar, que el acto de educar realmente, se ha vuelto ilegal, así que no es de extrañar la idea de que surjan grupos que se ven en la necesidad de expresarse clandestinamente, ya que por ejemplo los espacios en la universidad para un pensamiento critico y un ejercicio pedagógico y de comunicación son censurados (cuando no reprimidos) con excusas de cualquier tipo, y ni que decir de los colegios. La libertad de pensamiento en nuestro país es una farsa ya que quien no acate los discursos fascistas que hablan de pacifismo es señalado como “enemigo de la democracia”.

Razón por la cual se rescata el acto del tropel en las universidades publicas (y en cualquier otro contexto), ya que este representa una resistencia frente a estos discursos al demostrar con hechos que aun no hemos caído bajo el dominio total de esa ideología , que somos capaces de pensar y analizar la realidad del país, y que los estudiantes estamos en pie de lucha en contra de este sistema, y que estamos dispuestos a sacrificarnos por la dignidad y la libertad, el tropel que caracteriza a las universidades publicas no debe ser motivo de vergüenza como no la han querido hacer ver, si no de orgullo, de ese orgullo revolucionario que ha caracterizado a los estudiantes críticos de las universidades publicas de nuestro país a lo largo de su historia, la cual ha tratado de ocultar la clase dominante por que sabe que los estudiantes que están detrás de una capucha son pueblo inteligente, inconforme y rebelde que debe ser controlado por que de lo contrario amenazara su poder y riquezas, por estas y otras razones han querido ocultar la historia de las luchas populares, y han inventado ese discurso reaccionario disfrazado tras el nombre de la democracia, y de la lucha contra el terrorismo (que es un lenguaje puramente imperialista), para alienar a quienes son su mayor amenaza: El pueblo oprimido. Las elites dominantes saben que el tropel no es un acto sin fundamentos, ellos saben que tiene un trasfondo político, de inconformidad con el poder establecido, con las leyes del régimen, ¿o sino por que se inventaron al escuadrón móvil antidisturbios (ESMAD)?, ¿para lograr la paz y la seguridad?...

Tristemente en nuestras universidades estos discursos han logrado penetrar y se ven estudiantes totalmente apáticos frente a las luchas populares; se ha olvidado la historia de nuestro pueblo latinoamericano, de sus luchas y sus gestas por la independencia, de las luchas libertarias de nuestros indígenas, afros y campesinos y sus alcances desde la época de la colonización europea hasta nuestros días, donde las revueltas populares han logrado bajar varios presidentes como en Bolivia en el transcurso de la llamada “Guerra del gas” o en Ecuador con la “Rebelión de los forajidos”. Pero todo esto en Colombia no se reconoce hoy en día sino por unos pocos, hemos caído en el fatalismo y la alienación que nos hace decir que un tropel no sirve de nada, sin darnos cuenta de que el problema no esta en el tropel si no en la poca participación, apoyo y alcance que se le da a éste, ya que podría llegar mucho más lejos. En otras palabras: el problema esta en la falta de unión del pueblo, unión que ha sido debilitada en gran parte gracias a estos discursos a los que el tropel hace resistencia. La mejor estrategia utilizada por la burguesía para mantener su poder es dividir al pueblo y lograr que la revolución pase por vías pacificas, ya que así jamás representara una verdadera amenaza. Y esto lo logran hoy en día gracias a la sumisión mental en que vivimos debido a los discursos ideológicos que se dan tanto en las instituciones educativas, como en los medios masivos de comunicación, entre otros.

Por eso la idea del tropel no puede descartarse como medio de lucha, así como no se puede descartar cualquier otro tipo de manifestación popular, ya que si bien no se alcanzan resultados y triunfos inmediatos, si representan una resistencia y permiten además una unión paulatina de las fuerzas populares, y una organización más clara entre individuos que conforman o se unen a movimientos revolucionarios más definidos y decididos a trabajar por la revolución no solo en estas manifestaciones sino de forma constante, se podría decir de alguna manera que estas luchas que son aparentemente pasajeras, en verdad logran alcances revolucionarios que van mas haya, al lograr que cada vez hallan más sujetos dispuestos a luchar por la revolución. Desprestigiar las revueltas populares como algo que no sirve de nada es desconocer su papel en la organización de la insurgencia revolucionaria y su facultad de generar contactos con otras personas que se sienten inconformes y descargan su ira en estas manifestaciones, pero que además quieren trabajar organizadamente por la revolución vinculándose a movimientos clandestinos revolucionarios o creando éstos.

En realidad, el tema de las organizaciones clandestinas en las universidades publicas no es tan simple como se quiere hacer ver al decir que éstas no han logrado nada , lo que pasa es que debido a que son clandestinas no es fácil para el ojo sesgado por sus prejuicios ver lo que han logrado, ya que los individuos que a éstas pertenecen no pueden identificarse abiertamente con la organización. Quienes no viven la experiencia de las luchas populares difícilmente pueden comprenderlas, además debido a que las organizaciones clandestinas no buscan protagonismos sino cambios, raras veces se les va a reconocer su carácter político y transformador, cosa que no pasa por ejemplo con organizaciones o miembros de partidos políticos que haciendo creer a la gente que buscan un cambio, se muestran abiertamente sin lograr avanzar en nada, y aprovechándose de la ingenuidad de las personas sacan beneficios para si mismos, pero sin embargo se les reconoce como “fuerza política” aunque sean simplemente charlatanes oportunistas u organizaciones que no amenazan al orden establecido y por eso viven tranquilamente en la vida civil, convirtiéndose más en un elemento reaccionario que de transformación.

La historia está escrita con sangre, las revoluciones del mundo han sido posibles tanto a las ideas como a los hechos, porque una acción sin fundamentos tiende a la ridiculez, y una idea sin hechos no sirve más que para el olvido, la tarea de aquellos que se proponen lograr un cambio no consiste simplemente en decir o creer en que va a ver un cambio, así como un verdadero cristiano no se hace solamente rezando, la tarea de aquellos que se dicen revolucionarios no es tan sencilla como llevar una camiseta del Che, o hablar de liberación para ganar aplausos. Los símbolos no son el fin, ¿que pensaría Marx o Bakunin, o Camilo Torres y Bolívar, si pudieran ver hoy la actuación de quienes se dicen revolucionarios por que alzan unas banderas sin saber por que o solamente para sentir protagonismo?

Los símbolos son elemento importante en la cultura y en la construcción del sentido, pero sin embargo éstos no quitan el hambre, ni devuelven la tierra a los desplazados. No se trata todo esto de insinuar que los símbolos o las ideas deban desaparecer, de lo que se trata es de mirar la verdadera forma en que pueden contribuir a un cambio, no siendo los fines, ya que no podemos seguirle la corriente a la burguesía en su juego de que las luchas del pueblo ahora deban ser únicamente mediante símbolos, cuando nuestros cuerpos y nuestra dignidad son violados constantemente, y los padecimientos como el hambre, las enfermedades o la ignorancia no son simbólicos sino que son circunstancias reales que sentimos en nuestra carne y nuestro espíritu, no podemos jugarle a esto cuando ellos no lo hacen, ya que las armas que usan para matarnos si son reales, ¿o es que acaso los paramilitares usan simbólicamente las motosierras para cortar los cuerpos de quienes se oponen a estas organizaciones fascistas?

Corre peligro la revolución cuando se quiere reducir esta como a una idea bella pero imposible, corre peligro la revolución cuando sigue los parámetros del poder ya establecido y no los intereses del pueblo. Nuestros tiempos se caracterizan al igual que hace siglos, por la dominación y la esclavitud, la diferencia consiste en la forma, hoy han encontrado los poderosos de este mundo un medio mas eficaz para mantener su hegemonía, hoy la esclavitud no es tan evidente como cuando nos sometían con látigos y nos tenían amarrados con cadenas, hoy los látigos y las cadenas tienen otras formas, hoy el sometimiento no esta explicito, hoy vivimos en un mundo de discursos disfrazados, hoy lo mas seguro para mantener el régimen es la esclavitud del pensamiento, ya que desde aquí se puede controlar todo lo demás. Las elecciones, la televisión, el cine, la música, las escuelas, la iglesia, entre otros mecanismos e instituciones al servicio de la “cultura” consumista y el mundo globalizado se han constituido como los mas efectivos dispositivos de control, tales son las cadenas de nuestra mente, que no nos dejan ir mas haya para darnos cuenta de que otro mundo se puede construir realmente; en nuestro tiempo el equivalente al látigo podrían ser por ejemplo las sanciones laborales, la exclusión por vestir de determinada forma, o las notas para el caso de las instituciones educativas. Las cadenas y los látigos no han desaparecido, simplemente han sufrido una mutación en su forma, más no en su esencia que es la de subyugar y generar sumisión.

Por eso la lucha hoy es doble, tanto material como espiritual, tanto en el plano de lo concreto como en el de lo abstracto, es decir hoy la lucha es tanto por la conquista de la libertad del pensamiento, como por las condiciones básicas de la vida. Salir de la alienación, y liberarnos de la explotación de los poderosos. Pero esto no se alcanza jugando dentro de los mismos parámetros de discursos disfrazados ya establecidos, siguiéndole obedientemente la corriente a la burguesía evitando las acciones de hecho para entrar a la “concertación y el dialogo”. No estoy queriendo decir con esto que no este de acuerdo con la concertación o el dialogo, solo estoy diciendo que bajo estos nombres se esconden otros intereses distintos a los de la concertación y el dialogo, como por ejemplo la división del movimiento estudiantil . Es como decir por ejemplo, que como no estamos de acuerdo con la ley de “justicia y paz”, entonces no queremos la justicia y la paz, o que como no estamos de acuerdo con la política de la seguridad democrática, entonces no queremos ni la seguridad ni la democracia, tener una mirada tan sesgada puede ser muy peligroso, o si no miremos las consecuencias de las interpretaciones simplistas de Hitler sobre Hegel o Nietzsche.

Lo que han buscado los poderosos de este mundo es hacer que la población se despolitice o que sus ideas políticas estén totalmente descontextualizadas, salidas de la realidad y los hechos concretos que nos afectan en la vida, para entrar en un montón de fantasías e ideas bonitas que nada tienen que ver con el padecimiento del pueblo y los causantes de este, haciendo ver a quienes tienen en cuenta las condiciones de miseria del mundo como enemigos del orden, la paz y la democracia, y como los promotores de la violencia. Jugarle a estos discursos y decir que por el hecho de tener una posición política realista uno esta discriminando otras posiciones, es decir que la actuación del hombre en el mundo es superflua, y que su acción debe ser realizada en otra vida o de una forma exageradamente individualista y egoísta, olvidándonos por completo de las realidades del presente que vivimos y de la trascendencia histórica que los hombres debemos asumir en el mundo.

Hoy en día no se trata de tener una “conciencia de paz”, ¿quien en este mundo no quiere vivir en paz? Seguramente la gran mayoría la desea, desde la burguesía hasta los más desarrapados de la sociedad, desde los militantes del ejército hasta los militantes de la guerrilla, todos tendríamos entonces una conciencia de paz. Entonces no podemos caer en el juego iluso de que por que todos llevamos banderitas blancas con una paloma dibujada entonces ¡pum!, ¡se hizo la paz!, y todos somos felices aunque algunos nos sigamos muriendo de hambre, de frió, o de ignorancia, mientras otros ríen tranquilamente en sus fincas de miles de millones de pesos esperando para iniciar el buffet.

Tal vez no se trate entonces de tener una conciencia de paz, sino una conciencia de clase, de tener conciencia de que vivimos en un mundo desigual y de que es necesario buscar los medios para alcanzar la igualdad, no solo con ideas que serian el fundamento de las acciones, si no también con las acciones mismas que se convertirían en los medíos para lograr el cambio, que vendría siendo entonces el fin; a todo este proceso si se quiere le podemos llamar revolución y corresponde a los pensadores honestos continuar generando pensamiento, a la vez que participar activamente en la construcción y ejecución de los medios, para lograr así eso que solemos llamar coherencia, cosa que no tienen por ejemplo aquellos que se dicen revolucionarios y se lucran hablando de esto pero sin hacer nunca nada. La revolución es un proceso, al igual que la educación, y no podemos pretender que alcanzaremos nuestros fines saltándonos este proceso, saltándonos las ideas y los hechos, los medios y los fundamentos teóricos de estos medios. Sin querer decir con esto que debamos quedarnos estudiando toda la vida para después si pasar a las acciones, acciones e ideas se deben combinar, y deben generar una retroalimentación que permita la construcción constante del sujeto revolucionario que aprende de sus errores tanto en lo ideológico como en lo practico, un sujeto que se hace en la praxis y en la experiencia viva de su lucha.

No hemos aprendido que la paz es el fin pero no el camino, o si no preguntémosle a nuestra querida burguesía si esta dispuesta a entregar “sus” riquezas pacíficamente para que así haya una real igualdad. Pretender alcanzar la paz por que si, de un momento a otro porque alguien venga y diga que mediante un documento se declara la paz del país o del mundo, es como pretender que por ponerle a un niño 5 en el colegio este aprendió todo lo que debía saber sobre la vida en su “proceso” educativo. Vale la pena rescatar las palabras de una de nuestras figuras más importantes dentro del contexto de los revolucionarios de nuestro país y nuestro continente: Camilo Torres Restrepo quien dijo: “yo creo que el pueblo se tomara el poder de todas maneras. El pueblo, que es la mayoría, tiene derecho al poder. Habría que preguntar a la oligarquía como lo va a entregar. Si lo entrega de una manera pacifica, lo tomaremos pacíficamente. Pero si no lo quiere soltar, si lo defiende violentamente, entonces, lo vamos a tomar de forma violenta.” , para ponerlo en dialogo con otro gran pensador de nuestra América: Paulo freire, quien nos dice: “Nadie libera a nadie, ni nadie se libera sólo. Los hombres se liberan en comunión”.

Todo esto debe cuestionarnos como miembros de la comunidad educativa de las universidades publicas, acerca de los objetivos que perseguimos estudiando, si es solo para obtener un cartón e ingresar al sistema posteriormente, acomodándonos a él y viendo como pasa nuestra vida sin que hagamos nada, convirtiéndonos en cómplices de la muerte de nuestro pueblo, o por el contrario ejerciendo nuestra labor social transformadora, revolucionaria, sin caer en caudillismos o protagonismos, capaces de generar actos subversivos junto con el pueblo, inmersos en el como pueblo que también somos, y abriendo los ojos a este para que no caiga bajo el dominio de estos discursos reaccionarios y nos unamos todos en Pro de nuestros interés y no en el de agentes externos que no son capaces ni siquiera de trabajar para tener el poder y riquezas que tienen, ya que hay un pueblo esclavizado que es quien hace posibles todos sus beneficios. Es importante en nuestros días dar una labor social revolucionaria a las instituciones educativas, para que no sirvan como generadores de elementos ideológicos reaccionarios y estáticos, sino críticos, populares y transformadores, de igual manera con las otras instituciones o espacios de socialización, y con las distintas formas de arte: la música, el teatro, la literatura, etc. Y el conocimiento en general.

No queda más que decir que las universidades públicas son una base importante para la construcción de la revolución ya que aun quedan en ellas sujetos que no han sido dominados por el fatalismo, el conformismo y la alienación y que por lo tanto deben buscar las maneras de generar las condiciones subjetivas para que el pueblo se despierte y se una en una sola lucha contra los verdaderos causantes de la violencia en que vivimos y que solo hablan de paz pero nunca se comprometen (como diría pacifico cabrera). Nuestras universidades son una llama de resistencia y de revolución que tienen la misión de ir más allá para convertirse en volcanes que destruyan junto al pueblo la suciedad existente, para construir sobre las ruinas del capitalismo y el fascismo un nuevo orden de igualdad, justicia y libertad reales.

Contra la alienación… educación, contra la represión… rebelión.

Movimiento Subversivo Pedagógico

¡Educación para la revolución!

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